jueves, 11 de marzo de 2021

4.- “SUPRA DORSUM MEUM”


 - Imagen del Señor atado a la Columna (Taller de Filippo Parodi, C. 1756)

R.M.I.C. Cofradía de la Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo, Ntra. Sra. de las Angustias y Stmo. Cristo de los Remedios.

Capilla del Señor atado a la Columna

Reflexión:

Ignorante de los planes de Dios, Pilatos se acobarda y se deja arrastrar por la plebe. Jesús es condenado al tormento de la flagelación y entregado a manos de los verdugos. Despojado de sus ropajes, ultrajado y atado a la columna, Jesús ofrece voluntariamente la espalda, al inmerecido castigo. Con cada golpe, con cada desgarro y laceración, con cada herida, Jesús entrega su cuerpo en oblación por nosotros. Abraza uno por uno los sufrimientos del hombre, se asocia a sus dolores para redimirlos.

Dar la vida por los demás es ganarla y multiplicarla. En el corazón de cada uno de nosotros hay una capacidad inimaginable de entrega y compromiso, de dar sin buscar recompensa, de amar sin condiciones. Durante las horas más críticas de la pandemia, hemos contemplado la entrega generosa de muchos hermanos que, saltándose los límites de su profesión, ofrecieron todo por los enfermos. Aplaudimos y celebramos a personas corrientes, que por encima del pavor y de la muerte, pusieron por delante la vida, la seguridad y el bienestar de sus pacientes, incluso en su última hora.

Hermanos nuestros, vecinos, compañeros, conocidos que, como Jesús, ofrecieron su espalda por los demás. Auxiliaron, acompañaron, lloraron, e incluso muchos, llegaron a enfermar y morir, como Jesús. Pero también hubo mucho agradecimiento, porque en medio del dolor indescriptible de hospitales desbordados, se derramó fortaleza y bondad, y brotó una colaboración excepcional que unió a todos con un solo propósito. Extraordinarias experiencias de entrega que han multiplicado la vida, conteniendo aprendizajes que serán imprescindibles para nuestro futuro.

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