Hoy Día de Nuestra Señora del Carmen, en la Catedral de La Laguna se realizarán celebraciones durante toda la jornada, y especialmente la de las 17,30, oficiada por el apreciado Padre don Julián de Armas y con procesión claustral de la venerada imagen, a la que estan invitados todos a participar. Desde el pasado miércoles día 13 la feligresía se reunió para rezar el Triduo en honor a la Virgen de Carmen.
La devoción a la Virgen del Carmen fue introducida en la iglesia de los Remedios por Ángela Yanes Delgado, quien en 1619 dejó dotada la celebración de su fiesta cada 16 de julio, com o venía haciendo desde años atrás con una imagen que tenía en su casa. Es probable que tras su muerte la efigie pasara al templo, donde en 1634 se publicó la cofradía de Nuestra Señora del Carmen. La corporación tuvo su primera sede en la capilla colateral de la epístola, patronato de los Yanes Delgado, hasta que en 1671 decidieron trasladarse a la de la familia Mesa y afrontar la sustitución de la imagen titular —que no les pertenecía— por una nueva. Fue costeada por el cofrade Bartolomé Méndez, quien tomó a su cargo el cuidar de hacer dicha imagen, y hecha la dio a esta hermandad, vestida de todo lo necesario, en 1672.
La cofradía retomó a la capilla de los Yanes Delgado en los años cuarenta del siglo XVIII, abriéndose un tiempo de renovación devocional y patrimonial que coincide con la mayordomía del acaudalado mercader Andrés José Jayme. Sus cuentas correspondientes al periodo 1745-1755 recogen la cantidad invertida en hacer de talla el cuerpo interior de Nuestra Señora, estofarlo y pintarlo a todo primor, por ser a lo antiguo como estaba; también se hizo un Niño nuevo, por ser chiquito el que tenía. El conjunto responde, por lo tanto, a dos momentos y a diferentes manos.
El rostro de la Virgen —ensamblado en el nuevo candelero—es lo único que queda de la eOgie de 1672. Tanto su cronología como sus características formales permiten vincularla alarte de un joven Lázaro González de Ocampo o, al menos, al entorno en el que hubo de formarse en la antigua capitalde Tenerife. En cuanto al Niño y al cuerpo interior —que sustituyó al previo y que, a pesar de su riqueza polícroma, queda oculto cuando se reviste completamente— planteamos su atribución a Sebastián Fernández Méndez, nieto de Ocampo, tanto por su fecha de realización como por diversos detalles técnicos y formales. La imagen infantil —muy apreciable según Moure— debe vincularse con un modelo que en última instancia remite a piezas importadas desde Génova durante la primera mitad del siglo XVIII. Así, tal y como se ha señalado para la imagen de San Judas Tadeo, el escultor acudiría a piezas foráneas en busca de referencias modernas, en este caso europeas. En cuanto al traje escultórico de la Virgen, responde aun procedimiento con el que, igual que se hizo con otras piezas marianas isleñas de candelero6, se pretendía su revalorización en clave arcaica. De hecho, varios autores han supuesto para esta efegie de la Virgen del Carmen una antigüedad superior a la que, en realidad, tiene.
La devoción a la Virgen del Carmen fue introducida en la iglesia de los Remedios por Ángela Yanes Delgado, quien en 1619 dejó dotada la celebración de su fiesta cada 16 de julio, com o venía haciendo desde años atrás con una imagen que tenía en su casa. Es probable que tras su muerte la efigie pasara al templo, donde en 1634 se publicó la cofradía de Nuestra Señora del Carmen. La corporación tuvo su primera sede en la capilla colateral de la epístola, patronato de los Yanes Delgado, hasta que en 1671 decidieron trasladarse a la de la familia Mesa y afrontar la sustitución de la imagen titular —que no les pertenecía— por una nueva. Fue costeada por el cofrade Bartolomé Méndez, quien tomó a su cargo el cuidar de hacer dicha imagen, y hecha la dio a esta hermandad, vestida de todo lo necesario, en 1672.
La cofradía retomó a la capilla de los Yanes Delgado en los años cuarenta del siglo XVIII, abriéndose un tiempo de renovación devocional y patrimonial que coincide con la mayordomía del acaudalado mercader Andrés José Jayme. Sus cuentas correspondientes al periodo 1745-1755 recogen la cantidad invertida en hacer de talla el cuerpo interior de Nuestra Señora, estofarlo y pintarlo a todo primor, por ser a lo antiguo como estaba; también se hizo un Niño nuevo, por ser chiquito el que tenía. El conjunto responde, por lo tanto, a dos momentos y a diferentes manos.
El rostro de la Virgen —ensamblado en el nuevo candelero—es lo único que queda de la eOgie de 1672. Tanto su cronología como sus características formales permiten vincularla alarte de un joven Lázaro González de Ocampo o, al menos, al entorno en el que hubo de formarse en la antigua capitalde Tenerife. En cuanto al Niño y al cuerpo interior —que sustituyó al previo y que, a pesar de su riqueza polícroma, queda oculto cuando se reviste completamente— planteamos su atribución a Sebastián Fernández Méndez, nieto de Ocampo, tanto por su fecha de realización como por diversos detalles técnicos y formales. La imagen infantil —muy apreciable según Moure— debe vincularse con un modelo que en última instancia remite a piezas importadas desde Génova durante la primera mitad del siglo XVIII. Así, tal y como se ha señalado para la imagen de San Judas Tadeo, el escultor acudiría a piezas foráneas en busca de referencias modernas, en este caso europeas. En cuanto al traje escultórico de la Virgen, responde aun procedimiento con el que, igual que se hizo con otras piezas marianas isleñas de candelero6, se pretendía su revalorización en clave arcaica. De hecho, varios autores han supuesto para esta efegie de la Virgen del Carmen una antigüedad superior a la que, en realidad, tiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario