lunes, 27 de enero de 2014

VARIAS MILES DE PERSONAS YA HAN PODIDO CONOCER EL INTERIOR DE LA REHABILITADA CATEDRAL

Haciendo una estimación a partir del material entregado cuando se ingresa en el templo, a mediodía de este domingo cerca de siete mil personas han participado ya en las jornadas de puertas abiertas del primer templo de la diócesis tras la rehabilitación de sus cubiertas.Voluntarios de la parroquia y de la junta de hermandades, así como el Cabildo Catedral colaboran para la buena marcha de la iniciativa. Los visitantes reciben un díptico editado por la diócesis en la que la propia catedral recibe y saluda, a través de un breve texto, a la ciudadanía:

Hola, Bienvenid@ a casa.

Pasa, no dejes de pasar. De nuevo vuelven a abrir mis puertas grandes y anchas para que puedas entrar y recorrer mis naves, detenerte ante los retablos o arrodillarte a los pies del sagrario que contiene lo más valioso de mí. No sé muy bien que vienes buscando, pero ojalá lo encuentres, ahora que, desde que el Papa Pio VII en 1819, me erigió como templo madre de la Diócesis o como casa común, o como edificio emblemático, da igual el término que prefieras utilizar, cumple cien años la estructura definitiva que quisieron darme y lucen algo más remozadas mis paredes.

Pero sobre todo, en esta nueva etapa, te invito, como siempre lo he hecho, a que levantes los ojos y mires al cielo (Gen.15, 5). Sí, pero no solo para admirar las nuevas bóvedas, de las que seguro existirán opiniones para todos los gustos, sino para mirar más alto y más profundo. Para recordar que quien me hace ser, llegó aquí antes que yo, y siempre ha permanecido contigo y con todos, independientemente del nombre, el tamaño o la forma, que los hombres y las mujeres de las distintas generaciones que he contemplado, han querido dar a mi estructura en este lugar.

Y sí, quisieron ponerme el nombre de Ella, Remedios. Y de nuevo, en breve, su imagen traspasará el dintel de mis puertas y ocupará su lugar para seguir diciéndonos a todos, que en la casa del divino niño que lleva en sus manos, somos siempre bienvenidos y esperados. Y ese día, el primero de muchos días más, habrá fiesta grande y volverán a sonar los repiques de mis viejas campanas que continúan llamando a todos, y junto con nuestro Pastor, que por fin ocupará su sede, celebraremos la fe y cantaremos la gloria y la alabanza a Dios que hace posible lo que a los hombres y las mujeres nos parece imposible.


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