sábado, 2 de abril de 2016

REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DEL DOMINGO: "El túnel que nos conecta con Dios"

Los huecos que la cruz del perdón dejó en el cuerpo de Jesús resucitado son el puente con Dios. En un gesto de gran misericordia, de mucho amor, Jesús consuela y fortalece a sus discípulos en la fe. Y a Tomás, que llega tarde, recién 8 días después, Jesús le tiene paciencia, lo espera, se le presenta resucitado. Y en un verdadero cuerpo a cuerpo le permite poner su mano en el agujero del corazón que el lanzazo del soldado abrió en su pecho, liberando una vertiente mansa y purificadora de sangre y agua.

En esta misericordia, en este perdón de la cruz - marcada con los clavos y la lanza que atravesaron el cuerpo de Cristo, para sujetarlo al leño y abrirle el corazón- está la clave de la reconciliación; de la comunión; del encuentro en la paz y la alegría de Dios con los hombres y de los humanos entre sí. Los huecos que la cruz dejó en el cuerpo de Jesús resucitado son puente entre Dios y los hombres, son el túnel -como el toma corriente-, que nos conecta con Dios. Por eso Tomas, después de meter el dedo en las huecos de las manos y de meter su mano en el hueco del corazón de Jesús resucitado expresa: ¡Señor mío y Dios mío! Porque está en contacto y comunión directa y viva con Dios misericordia, que nos cura del mal y nos llena con la fuerza potente de su amor vencedor. 
 

Este poder de amor invicto que ha vencido la muerte, el mal, el pecado, es lo que Jesús comparte a sus discípulos en otra facultad propia del sacramento del orden sagrado: “Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes". Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan". Cuando el sacerdote en el confesionario da la absolución de los pecados, traza sobre el penitente la cruz. Sí, la cruz del perdón marcada en los cinco huecos que dejó en el cuerpo de Jesús resucitado, que nos cura del mal y nos llena con fuerza potente de su amor.

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