“El corazón humano desea la alegría.
Cada familia, cada pueblo aspira a la felicidad. Pero, ¿cuál es la
alegría que el cristiano está llamado a vivir y ser testigo? Es aquella
que viene de la cercanía de Dios, de su presencia en nuestras vidas.
Desde que Jesús entró en la historia, con su nacimiento en Belén, la
humanidad recibió la semilla del Reino de Dios, como una tierra que
recibe la semilla, promesa de la futura cosecha. ¡No se necesita buscar
más en otra parte! Jesús vino a traer alegría a todos y para siempre. No
se trata sólo de una alegría esperada o pospuesta al paraíso, sino de
una alegría real y palpable ya ahora, porque Jesús mismo es nuestra
alegría, es nuestra casa, con Jesús la alegría está en casa ¿sin Jesús
hay alegría? No. Él está vivo, es el Resucitado, y obra en nosotros y
entre nosotros, especialmente con la Palabra y los Sacramentos.
Aún San Pablo, en la liturgia de hoy, indica las condiciones para ser "misioneros de la alegría": orar con perseverancia, dar siempre gracias a Dios, entregarse a su Espíritu, buscar el bien y evitar el mal (cf. 1 Ts 5,17- 22). Si esto va a ser nuestra forma de vida, entonces la buena noticia podrá entrar en tantos hogares y familias y ayudar a la gente a redescubrir que en Jesús está la salvación. En Él es posible encontrar la paz interior y la fuerza para enfrentar cada día las diferentes situaciones de la vida, incluso la más pesada y difícil.
No se ha sentido nunca de un santo
triste o una santa con la cara fúnebre, sería un contrasentido. El
cristiano es una persona que tiene el corazón lleno de paz porque sabe
poner su alegría en el Señor también cuando atraviesa momentos difíciles
de la vida, tener fe no significa no tener momentos difíciles, sino
tener la fuerza de afrontarlos sabiendo que no estamos solos y esta es
la paz que Dios dona a sus hijos
Papa Francisco. Ángelus 14-12-2014
EL SIGNO:
Proponemos que en un lugar destacado se
coloquen y resalten los signos de la Pascua: el cirio bien adornado con
flores, la Pila Bautismal bien adornada también y en un lugar visible a
los fieles. El altar y el ambón resaltados con más velas y flores que de
costumbre. Todo tiene que hablar de alegría, fiesta y sobre todo vida.
El cartel del año pastoral en curso con el lema que coincide con el de
la Pascua, nos puede servir puesto que estamos también en la recta final
de la revisión del PDP y las propuestas para el nuevo.
Recomendamos que se haga durante todos
los domingos la aspersión con el agua y se renueven solemnemente las
promesas bautismales utilizando el formulario de preguntas y respuestas
que ofrece la liturgia. Es una forma de insistir en la necesidad de ser
discípulos misioneros.
Donde sea posible, al menos el domingo
de Pascua y el de la octava, podríamos invitar a los fieles aunque pueda
alargarse la celebración, a pasar a renovar la fe por la pila bautismal
y tomando agua trazar sobre ellos la señal de la cruz. Es un buen
momento para saludarles personalmente y felicitar la Pascua. Puede
entregárseles también en ese momento, una flor signo del “buen olor de
Cristo” que están llamados a dar como cristianos.
LOS MATERIALES:
Para ayudarnos en la preparación y vivencia de este tiempo se nos ofrece:
- Cartel de Pascua (Año Pastoral).
- Texto orientativo con palabras del Papa y sugerencias para la celebración.
- Texto para la reflexión y distribución del documento de Aparecida, capítulo 3, titulado: “ La vida de Jesucristo en los discípulos misioneros: La alegría de ser discípulos misioneros para anunciar el evangelio de Jesucristo”
Para facilitarles el trabajo, el
cartel del año pastoral, lo hemos entregado a la imprenta de Cáritas
Diocesana para que puedan solicitarlas allí en gran formato. El cartel
en tamaño poster pueden solicitarlo en la Vicaría de pastoral.
Comentarios
Publicar un comentario