El Cabildo Catedral de San Cristóbal de La Laguna manifiesta su esperanza en Cristo, Muerto y Resucitado, en este momento en el que nuestro Obispo Emérito D. Felipe Fernández, acaba de fallecer.
IMPORTANTE: La capilla ardiente de d. Felipe será abierta este sábado a las diez y
treinta de la mañana en la capilla del Obispado. Allí permanecerá hasta
las 16 horas de este domingo, momento en el que será trasladado a la
Sede provisional de la Catedral de La Laguna, el templo de La
Concepción, donde será velado hasta la Misa Exequial que se celebrará en
ese lugar el próximo martes día 10 de abril a las 13. 30 horas. D.
Felipe recibirá cristiana sepultura en la Sede Catedralicia.
El Obispo Nivariense, Bernardo Álvarez, ha transmitido hoy su pesar por el fallecimiento de su antecesor en la Sede Episcopal de S. Cristóbal de La Laguna, Felipe Fernández, el cual falleció a primera hora de la tarde de este Viernes Santo, a los 76 años.
Álvarez señaló que “D. Felipe ha sido, es y será clave en la historia de
nuestra diócesis”, ya que fueron catorce años de una intensa dedicación
a esta iglesia. Por un lado – prosiguió el Obispo en declaraciones a la
COPE – “acometió grandes proyectos pastorales como el primer Sínodo
Diocesano y, por otro, también impulsó importantes obras a nivel de
infraestructuras. Le preocupó mucho que todos los barrios nuevos
tuvieran su templo. Recorrió varias veces todos los lugares de la
diócesis e hizo intensas visitas pastorales a no pocas parroquias de las
cuatro islas.
“El
señor ha querido que sea hoy, Viernes Santo, un día en el que el Señor
Jesucristo también entregó su vida por la salvación del mundo, cuando
llamó a su presencia a nuestro hermano, el Obispo Felipe. Que descanse
en paz y que el Señor le premie tantas obras, de modo particular en
nuestra diócesis, y que él, desde el cielo, interceda por nosotros”. En
cuanto al momento en que le comunicaron la noticia señaló estaba
presidiendo los cultos de la Pasión y Muerte del Señor en la Sede
Catedralicia. Concretamente – indicó- fue en “el momento el que
estábamos en la adoración de la Cruz, cuando él estaba cargando con su
personal Cruz en el Hospital Universitario; la cruz de una enfermedad
muy dolorosa.”
En los últimos tres años – prosiguió el prelado nivariense- “le tocó
llevar una cruz muy grande, puesto que con plenitud de facultades
intelectuales, sin embargo, estaba muy limitado en su movilidad, casi
perdió el habla, no veía, etc. Ha sido una enfermedad muy dolorosa.
Pienso que el Señor le ha purificado y le premiará esta comunión tan
grande que tuvo con Jesucristo en su dolor y su sufrimiento”.
“De él a prendí muchísimo” – dijo Álvarez- “Él tuvo mucho que ver en
que fuera designado como su sucesor; así son las cosas del Señor, y así
son las mediaciones. Me ha tocado sustituirle y ahora despedirle”.
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